Entramos en uno de los secretos mejor guardados de Sony: la fábrica de Kisarazu, manejada por robots, dedicada a fabricar consolas PlayStation.
En el mercado de los videojuegos, Sony dispone de menos poder económico que Microsoft para diseñar sus consolas, y esta diferencia es aún mayor con compañías como Google y Amazon, que también quieren un trozo del pastel con sus plataformas gaming en la nube. Pero PlayStation tiene un arma secreta: la planta de Kisarazu, en donde los robots más avanzados del mundo fabrican una consola PS4 cada 30 segundos.
Sony mantiene una importante ventaja sobre sus competidores: es la única compañía que también es fabricante de tecnología y electrodomésticos. Y junto con Samsung o LG, es la mejor del mundo.
Sony puede fabricar directamente en sus propias fábricas, controlando al milímetro cada uno de los pasos. Esto le aporta dos importantes ventajas: puede fabricar consolas más rápido, y a un precio más barato. Es el objetivo de la planta de Kisarazu, que lleva desde 1994, cuando se creó la primera PlayStation, fabricando consolas:
Los métodos de fabricación de Sony siempre han sido un secreto muy bien guardado. En las propias fábricas, ni los propios empleados de la compañía pueden entrar en ciertas partes de la cadena de montaje.
La publicación Nikkei Asian Review ha recibido autorización para hacer una visita a la mencionada planta de Kisarazu, situada a las afueras de Tokio. Y allí descubrimos los robots de fabricación más avanzados del mundo.
La fábrica de Kisarazu lleva desde 1994 fabricando consolas, siempre con un único objetivo en mente: hacerlo lo más rápido y lo más barato posible. Desde 2018 una línea de producción de solo 31,4 metros, ocupada prácticamente solo por robots, fabrica una consola PS4 cada 30 segundos. Eso es algo más de 1 millón de consolas al año.
En esta planta hay 32 robots fabricados por Mitsubishi Electric que se encargan del 99% del trabajo. Cuatro personas les prestan apoyo en tareas secundarias como alimentar con placas base a la cadena, o empaquetar las consolas cuando ya están terminadas. Según explica uno de los ingenieros de la planta a Nikkei Asian Review, “Posiblemente no existe otro lugar que pueda manipular a los robots como aquí“.
El mayor hito tiene que ver con el manejo de las partes flexibles de la consola. Los robots no son muy buenos manipulando materiales como el plástico o el papel, porque es difícil calcular la presión que tienen que hacer para no romper los cables o las placas flexibles, cuando los manejan a alta velocidad.
26 de los 32 robots de esta línea de producción se dedican exclusivamente a manipular los cables y otros componentes flexibles de la consola. Hay máquinas cuyo único cometido es sujetar e introducir cables en ranuras, mientras otros robots los giran en el ángulo correcto. Es un proceso muy delicado por el poco espacio que hay dentro de la consola para encajar los cables y las conexiones. Todo el ensamblaje lo llevan a cabo robots.
Gracias a fábricas como la de Kisarazu, Sony puede vender consolas potentes y complejas como PS4 a precios asequibles. Ha sido clave para garantizar el éxito de PlayStation, y lo volverá a ser cuando se lance PS5, a final de año.
COMPUTER HOY (05/07/2020)
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