Cada vez más cerca de ‘la partícula de Dios’

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Bosón de Higgs. Puede que el nombre aún no resulte familiar. Es, por resumirlo en una frase, la partícula más buscada de la historia. El premio Nobel Leon Lederman la ha descrito como “la partícula de Dios”. Para encontrarla se ha construido el acelerador de partículas más potente del mundo, el LHC, en el que trabajan 10.000 científicos de un centenar de países. De su existencia depende que la teoría que explica el Universo, con sus fuerzas y partículas, desde el big bang hasta hoy, sea correcta.
Su probable existencia fue anunciada ayer en Ginebra en la sede de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), a las 14 horas del día 13 del 12 del 11. Si suena a cuenta atrás, es exactamente lo que es. Los físicos aún no pueden afirmar que han descubierto el higgs, como le llaman coloquialmente. Pero tienen fuertes indicios de que lo han identificado y le han estrechado tanto el cerco que tienen previsto capturarlo antes del verano. Para el higgs, después de veinte años de persecución, parece ser el final de la escapada.
LA incertidumbre respecto al descubrimiento se explica porque los físicos no pueden observar directamente el bosón de Higgs. Dado que es una partícula efímera que se desintegra originando otras partículas, todo lo que pueden hacer es observar las partículas que se forman y calcular la probabilidad de que alguna de ellas proceda de la desintegración de un bosón de Higgs.

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