1. Averiguar qué tipo de problemas tienes. La Association for Psychological Science señala que el desgaste laboral se presenta en tres formas diferentes, y cada una necesita una solución diferente: sobrecarga, falta de desarrollo y abandono.
2. Empezar a decir “no”. Cada “sí” que pronunciamos añade otra tarea a nuestra lista. Si adquieres demasiados compromisos, es mejor empezar a decir “no”. Si tienes demasiadas ideas, ejecuta unos pocos y pon el resto en segundo plano. Responde al correo electrónico a horas fijas, apaga el teléfono cuando acaba la jornada. El mundo no se acabará por ello.
3. Hacer del tiempo de inactividad un ritual diario. Para ayudar a aliviar la presión, programar bloques diarios de tiempo de inactividad permite recuperar el cerebro y aumentar el bienestar, aunque sólo sea por 15 minutos. Puede hacerse de muchas formas: desde la meditación a la siesta, un paseo, o simplemente apagar el wifi durante un tiempo.
4. Dejar de ser tan perfeccionista. Tratar de aprovechar al máximo cada tarea y exprimir cada gota de la productividad de su trabajo creativo es una receta para el agotamiento y la dilación. Es preferible fijarse límites aceptables para el trabajo y ceñirse a ellos.
5. Dividir los proyectos en trozos pequeños. Abordar una tarea en su totalidad puede ser agotador y ofrece poco espacio para el descanso. Romper sus proyectos establecidos en trozos con sus propios plazos proporciona una manera mucho más sana y más fácil de completar un gran proyecto. La manera en que se presenta una tarea a alguien, o la forma en que nosotros la presentamos a nuestro cerebro, tiene un impacto significativo sobre el grado de motivación.
Itespresso (15/02/2016)