La tecnología será cómplice para obtener el carné de conducir

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Frenar tarde, que el coche se cale… son algunas de las pesadillas de quienes se examinan para el carné de conducir. Los veteranos aún recordamos aquel Seat 133 con el que muchos hacíamos las prácticas y el temido examen para obtener el carné de conducir en la década de los ochenta: un embrague tembloroso; el motor muy revolucionado, una palanca de cambios por la que pasaban docenas de manos al día y aún así seguía funcionando. El primer compañero de primeras fatigas automovilísticas.

Nada que ver aquel modesto utilitario con el actual desarrollo tecnológico de la industria del automóvil, que vive varias revoluciones al mismo tiempo (una de ellas, que el coche se está convirtiendo en un robot) y con modelos dotados de sofisticados sistemas electrónicos que facilitan la conducción. También la Dirección General de Tráfico está en plena tormenta de ideas y estudia endurecer los exámenes para sacar el carné. Las tuercas se apretarán tanto en el examen teórico, en el que se añadirán vídeos como parte de las preguntas y el margen de error se estrechará, como en el práctico.

Pero de momento la DGT ha decidido ponerse al día y tener en cuenta algunas de las innovaciones tecnológicas más comunes en los automóviles para adaptarlas a sus requisitos a la hora de los exámenes. Son sistemas que han demostrado haber aumentado significativamente la seguridad del automóvil, como las cámaras de marcha atrás, los asistentes de frenada de emergencia o los sensores de activación automática de luz.

La Voz de Galicia (23/10/2019)

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