Hyundai planea el auto más versátil: coche, robot y reptil

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En un futuro que ya está dibujado en varios archivos jpg, los coches salen de la calzada, echan a andar y ascienden por una inaccesible montaña de cascotes después de un terremoto. O suben tres o cuatro peldaños de una escalera para ayudar a una persona que se mueve en silla de ruedas. O simplemente se van a la Luna.

Es el objetivo por ejemplo de un vehículo que no engaña con su nombre —Audi Lunar Quattro— y que ya está preparado para salir al espacio en 2021. Una muestra de que los fabricantes de coches ponen la vista mucho más allá del asfalto. Esa es la idea que sustenta el prototipo Hyundai Elevate, el primer coche con patas móviles, una mezcla entre supertodoterreno eléctrico y robot que la marca coreana denomina Ultimate Mobility Vehicle (UMV, vehículo de máxima movilidad por sus siglas en inglés) y que ahora trasladará del ordenador a la vida real. Parece que hay afán por cumplir el anuncio, pues acaba de constituirse para ello la división New Horizons Studio.

La comandará el vicepresidente del grupo Hyundai, John Suh, director antes del centro de robótica Hyundai Cradle y efusivo en el pronóstico: “Nuestro objetivo es crear el primer transformer del mundo”. Sus palabras literales fueron “transformer- class vehicle”, esto es, vehículo de clase transformadora, pero la esencia de la información es esa: Hyundai adelanta la creación de un coche que puede convertirse en otra cosa y circular por lugares insospechados, principalmente en situaciones de emergencia.

La propuesta se asemeja en algo a otras (ocurre con el Toyota e-Palette, por ejemplo), ya que el Elevate consta de una plataforma modular sobre la cual pueden colocarse diferentes cápsulas en función de la necesidad específica, ya sea una UVI móvil o un habitáculo más convencional. Pero la diferencia la esconden las patas robóticas, con motores de propulsión propios y la capacidad de moverse en cualquier dirección. La marca propone un símil: su UMV puede moverse —podrá, cuando sea— como un mamífero y un reptil, porque da pasos de hasta metro y medio, escala paredes de la misma altura y bloquea las patas cuando se hace necesario. Y se despatarra, si se permite la expresión: puede extender sus brazos robóticos hasta conseguir bajo su vientre un ancho de vía que supera los cuatro metros y medio, siempre con el habitáculo estable y nivelado. El vehículo de Hyundai también responderá como un coche tradicional, ya que estará preparado para replegar sus extremidades, apoyar las ruedas en el asfalto y circular a velocidad de crucero en autopista.

Otras marcas se están embarcando en proyectos espaciales. En colaboración con la NASA, General Motors, Nissan y Michelin han desarrollado el Small Pressurized Lunar Rover, un vehículo con 12 motores eléctricos de 8 CV cada uno y capacidad para hacer viajes de exploración de hasta 1.000 kilómetros, a una velocidad máxima de 30 km/h. En su cabina presurizada hay espacio para dos astronautas. Y Toyota colabora con la Agencia de Exploración Espacial de Japón en la fabricación del Toyota Lunar Cruiser, un vehículo tripulado de seis metros de longitud que estará listo, presumiblemente, en 2029. Utilizará el hidrógeno como combustible y se espera que marche a la Luna con una autonomía de unos 10.000 kilómetros.

El Audi Lunar Quattro, por su parte, ya está listo para despegar de la mano de la empresa alemana Planetary Transportation Systems. Hay una misión prevista para 2021: dos unidades del pequeño Rover lunar de apenas 30 kilos de peso volarán hasta el satélite terrestre equipado con cámaras para tomar imágenes en 3D y 360º. Serán todos viajes solo de ida, como lo es también, por el momento, el del Hyundai Elevate.

EL PAÍS (26/11/2020)

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