Los ajolotes son una especie de salamandra nativa un lago cerca de Ciudad de México, los cuales son valorados desde hace tiempo como modelos para la regeneración, ya que este increíble animal puede regenerar casi cualquier parte de su cuerpo, llegando en algunos casos a observar cómo han llegado a regenerar la mitad del cerebro.
Y es que esta capacidad innata del Ajolote es asombrosa y por ello investigadores de la universidad de Kentucky buscan hallar el secreto que le permiten tener tan asombrosas capacidad, para poder implementarla en seres humanos, lo que permitiría tratar casos clínicos que hoy en día son insalvables como paraplejias, cuadriplejias, accidentes cerebrovasculares.
Según recoge DICYT, aunque los humanos comparten muchos genes con el ajolote, el genoma de esta salamandra es diez veces más grande, lo que representa una gran barrera para los análisis genéticos. Y hasta que el genoma se ensamble de manera correcta los científicos no pueden realizar análisis a gran escala de la estructura y función del genoma, que es clave para desentrañar los mecanismos que otorgan a los ajolotes sus ‘poderes mágicos’.
Para solventar esta barrera, los científicos han adaptado un enfoque genético clásico, llamado mapeo de enlaces, para unir el genoma del ajolote en el orden correcto de manera rápida y eficiente: “Hace solo unos años, nadie pensaba que era posible ensamblar un genoma de 30 gigabytes de información (…) Ahora hemos demostrado que es posible utilizar un método rentable y accesible, que abre la posibilidad de secuenciar de forma rutinaria otros animales con genomas grandes“, dicen los expertos.
Como prueba de concepto, los científicos usaron los datos ensamblados para identificar rápidamente un gen que causa un defecto cardíaco en el ajolote, el cual proporciona un nuevo modelo de enfermedad humana. “Ahora que tenemos acceso a la información genómica, podemos comenzar a probar las funciones genéticas de ajolote y aprender cómo son capaces de regenerar partes del cuerpo. Esperamos algún día poder trasladar esta información a la terapia humana, con posibles aplicaciones en lesiones de la médula espinal, accidentes cerebrovasculares, etc.”, subrayan desde la Universidad de Kentucky.
Tic Beat (27/01/19)
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