China aplica su tecnología armamentística a un avión hipersónico

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Después de sorprender al Pentágono y al gobierno de los Estados Unidos con el éxito de un arma hipersónica nuclear cuyo comportamiento desafía las leyes de la física, China va a usar la misma tecnología para diseñar y fabricar un avión de pasajeros hipersónico con el objetivo de tener líneas regulares con las que volar a cualquier parte del mundo en una hora. El proyecto — que ya fue anunciado por China hace tiempo pero que nadie tomó en serio antes de la prueba de su planeador hipersónica — aspira a tener nuevos motores funcionando en 2025, un modelo de 10 pasajeros para uso militar en 2035 y un avión para 100 pasajeros en 2045.

La aeronave final tendrá 45 metros de longitud y será un tercio más grande que el Boeing 737. El equipo que lo está desarrollando — que, según publica el diario oficialista South China Morning Post, reúne a los mejores ingenieros del programa espacial chino que han llevado al país a Marte y la Luna — afirma que sus alas serán en forma de delta, como el Concorde, pero con puntas hacia arriba. Al contrario que el Concorde, sin embargo, sus motores alimentados por aire estarán sobre las alas, no debajo de ellas. Su velocidad punta podría llegar a los 19.310 kilómetros por hora, una afirmación que hoy en día parece imposible porque todavía no existen los materiales necesarios. Lo que sí sabemos es que el planeador hipersónico chino llegó con a alcanzar la velocidad Mach 6.

El SCMP asegura que el trabajo de investigación publicado en el diario científico Physics of Gases describe que el modelo aerodinámico utilizado con éxito en el arma secreta china tuvo que ser modificado por el equipo del profesor Liu Riu, del Instituto Tecnológico de Pekín. Riu — que fue uno de los líderes de las misiones del rover marciano y la recogida y retorno robótico de rocas lunares — afirma que los resultados de esta investigación no sólo resultarán en un avión hipersónico sino que además podrán usar la experiencia en otros aspectos de sus programas espaciales. En el trabajo, dice el SCMP, afirman que será capaz de unir dos puntos cualesquiera del planeta en una hora.

Aunque hay que tomar toda noticia propagandística proveniente de China con sano escepticismo, tenemos la certeza de que el país asiático está avanzando de una manera inesperada. Desde que el país asiático haya demostrado con hechos los avances de su programa espacial y de armas hipersónicas, sólo un imbécil se podría reír de un progreso asombroso que parecía imposible apenas hace una década excepto para otros científicos que han observado el avance meteórico de las investigaciones publicadas en diarios científicos de prestigio internacional.

Las misiones chinas a la Luna han sido un éxito y su rover sigue explorando la cara oculta de nuestro satélite. Son también el único país después de Estados Unidos que ha sido capaz de resolver el difícil reto de aterrizar un rover en Marte sin estrellarse. Y lo hizo a la primera, algo que ni EEUU consiguió en su día. Su nueva estación espacial, que irá creciendo en los próximos años para competir con la ISS, es la única que utiliza motores de iones para mantenerse y maniobrar en órbita. Finalmente, la prueba de su planeador hipersónico con capacidad para lanzar misiles en vuelo ha sido la puntilla. Ha dejado sin palabras a las agencias espaciales y de inteligencia de todo el planeta. Tanto que la situación es comparable a los primeros compases de la carrera espacial, cuando la Unión Soviética tomó la delantera durante varios años hasta que los americanos empezaron a lanzar sus cohetes Saturno.

En aquella ocasión, el Presidente Kennedy unió a todo el país para llegar a la Luna en tiempo record y destrozar a la dictadura comunista, un imperio que se desmoronaba entre bambalinas y cuyo programa espacial implotó con la muerte de titán de la astronáutica Sergei Korolev. Esta vez, desgraciadamente, Estados Unidos es un país dividido y sin norte mientras que China sigue avanzando en tiempo record. Por mucho Elon Musk y SpaceX, el futuro — y en algunos casos presente — dominio absoluto chino en disciplinas como la astronáutica, la robótica, la inteligencia artificial o el vuelo hipersónico parece, por el momento, inevitable.

EL CONFIDENCIAL (14/12/2021)

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