Yayagram: invento singular para contactar con la abuela

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El ingeniero informático burgalés Manuel Lucio hizo de la necesidad virtud cuando vio que doña Felisa Romano, de 96 años y residente en Burgos, no podía ver a sus nietas. Los confinamientos autonómicos impiden que la matriarca pueda abrazar a su prole, repartida por Oviedo, Bilbao y Madrid. Como necesita ayuda para coger el teléfono convencional, conectar videollamadas o teclear mensajes instantáneos, se frustra. Esta dependencia llevó a su nieto a desarrollar un invento, que ha bautizado como Yayagram, para que ella sola pueda mandar y recibir mensajes.

Lucio, de 35 años, define su artilugio, llamado así por su única abuela, como “cacharro” y evita palabras rimbombantes para hablar de una “caja que permite comunicarse mediante mensajes de voz”. El sistema cuenta con un botón que la mujer debe presionar para comenzar a grabar su voz, y después, como las antiguas telefonistas conocidas como Las chicas del cable, seleccionar con quién quiere contactar. Entonces pronuncia su mensaje y este se envía, como un audio normal, y llega a la aplicación de mensajería Telegram que tienen descargada sus familiares. Entonces les llega una notificación: “¡Yayagram tiene un mensaje para ti!” y pueden escuchar a su abuela. Para contestar han de teclear con normalidad y enviar su respuesta. La abuela Felisa, a continuación, recibe el mensaje y lo puede leer físicamente, en letra grande, gracias a una pequeña impresora térmica “como las de los supermercados” conectada al Yayagram. Su nieto explica que ella “no sabe muy bien cómo va esto”, pero está “encantada” por el mecanismo. El dispositivo funciona con WiFi y se conecta a la red eléctrica como cualquier electrodoméstico. Además, tiene asas para que su propietaria pueda transportarlo si decide viajar.

La impresora ha costado unos 30 euros, los cables y conectores apenas 10, el micrófono 6 y el “cerebro del cacharro” otros 30, que es el precio de una Raspberry, un “ordenador pequeñito” que organiza todo el procedimiento. Lucio reivindica el comercio local para comprar componentes, garantizar su calidad y culminar el ciclo del emprendimiento de proximidad para quienes disfrutan “cacharreando” en su tiempo libre.

La informática del sistema se ejecuta mediante un programa que él mismo ha creado y la existencia de lenguajes de programación en Telegram, recogidos en una librería virtual en la plataforma Python. La primera experiencia le ha hecho ver al ingeniero que a la abuela se le hace raro pulsar un botón para emitir un audio, algo totalmente normal para las generaciones actuales, y dirigirse al micrófono. Todo tiene solución barata: su nieto está pensando en sustituirlo por un teléfono viejo, porque la anciana sí tiene el hábito de levantar un auricular y hablarle a la máquina. El éxito de su trabajo le hace plantearse patentar el Yayagram, pero reconoce que no le quita el sueño: “Preferiría ver a gente construyéndolo para sus abuelos”.

Este ingeniero ya está reflexionando sobre la manera de mostrar mejor su invento. Quizá prepare un tutorial “más avanzado” para aquellos que también necesiten comunicarse con sus abuelas y que con las tecnologías actuales no logren hacerlo cómodamente.

EL PAÍS (20/04/2021)

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