La España vaciada acoge startups tecnológicas

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En Caunedo, un pueblo de 42 habitantes incrustado en el Parque Natural de Somiedo, Daniel Suárez tuvo que hablar con el alcalde para que pusieran fibra óptica. Esto fue antes de Zapiens, su startup, cuyo software de inteligencia artificial utilizan clientes como Microsoft, Vodafone o Ikea, operara desde los valles asturianos, donde abundan las vacas y el verdor de los prados, pero no el emprendimiento tecnológico.

Caunedo forma parte de esas localidades que, alejadas de grandes núcleos urbanos, han perdido población y economía para ganar en media de edad y en olvido. Aparentemente, no es un entorno propicio para una startup de tecnología punta. Los datos del estudio elaborado por la firma analista Informa D&B son claros. Del conjunto de las startups españolas —el 80% de ellas estarían basadas en servicios de alta tecnología— hay un 60% en las Comunidades de Madrid (27%), Cataluña (casi un 23%) y Valencia (10%).

En Asturias, según el documento, solo operan el 1,37% de las startups del país. Comunidades con una amplia extensión de territorio tienen una tasa de emprendimiento mucho menor que los grandes polos económicos. En Castilla y León están el 2,24% de las startups, en Castilla-La Mancha hay un 1,91% y Aragón tiene el 1,86%.

Una de las excepciones es Roams, un comparador online que ha prosperado en los últimos años desde Palencia (donde también se asienta una de las webs más visitadas de España, Forocoches). En 2021 atendieron a más de 16 millones de usuarios y facturaron alrededor de 1,5 millones de euros. Empezaron analizando tarifas de telefonía, redirigiendo a los clientes potenciales hacia las marcas y ahora se han introducido en productos financieros, contratos de luz y gas, alarmas o videojuegos. También se han expandido internacionalmente, a México, Colombia y Reino Unido.

¿Por qué Roams se estableció en Palencia? Eduardo Delgado, fundador y CEO de la empresa, da la respuesta más sencilla: “Porque soy de Palencia”. Explica que dirigir su negocio desde una ciudad pequeña tiene sus ventajas. “Palencia me ha regalado muchas cosas. La primera de ellas es estar centrado en este proyecto. Porque cuando estás en una gran ciudad es muy fácil despistarte. Surgen oportunidades que las tienes que coger o si no las pierdes. Y eso te hace desviarte de tu camino”, señala.

La cuestión económica aparece pronto en la ecuación. “Palencia también me ha permitido asumir unos costes operativos muy bajitos. Tanto el coste de una oficina como el de las personas que estábamos, todas jóvenes, que podíamos tener más manga ancha a la hora de apostar por este proyecto a largo plazo. Si lo hubiéramos hecho en Madrid nadie se puede permitir vivir allí por dos duros”, cuenta Delgado.

A Daniel Suárez, CEO de Zapiens, también se le dispara la lengua cuando habla de las ventajas de dirigir su startup desde Caunedo. “Irme a la naturaleza, a un sitio más tranquilo, me ha permitido salirme de la vorágine, de las prisas y de andar todo el día corriendo con la mochila. Me ha permitido volver a pararme a pensar”, resume.

El Parque Natural de Somiedo tiene “8.000 vacas y 500 humanos”, como dice Suárez, con una mezcla de sorna y orgullo. En su caso, la pandemia le dio el empujón. Volvía de Estados Unidos a España el 8 de marzo de 2020 para firmar un contrato con un cliente y le sorprendió la declaración del estado de alarma. Decidió irse a su pueblo mientras esperaba que las cosa se calmara. Y hasta hoy. De vez en cuando viaja por trabajo y pasa alguna temporada en San Francisco o Seattle, pero luego vuelve al valle asturiano.

Es más, Caunedo se ha convertido en algo así como la sede de facto de la startup. De las 23 personas que trabajan en Zapiens hay cinco que ya viven allí. “Es donde hacemos los retiros. Una vez al trimestre todo el equipo se viene una semana”, destaca Suárez. “Y nos traemos a los clientes aquí. En lugar de ir nosotros a una torre, al piso 70, que ahí no pueden pensar porque están todos atorados, se vienen dos días, se toman unas sidras, se relajan y puedes hablar con las personas y no con los personajes”, resume rápidamente, con las ideas claras.

Crear un negocio o dirigirlo alejado de los polos económicos tiene sus retos. El informe Spanish Tech Ecosystem, de la consultora Dealroom.co, indica que la mayor parte de la inversión en startups se la llevan Barcelona y Madrid, con mucha diferencia con el resto, 4.600 y 2.800 millones de euros respectivamente, entre 2015 y 2021. Valencia es la tercera, con 506 millones, y el resto están mucho más lejos. En el ranking de 12 urbes con mayor inversión que presenta este estudio solo hay una castellano leonesa (Salamanca, con 56 millones) y no hay ninguna manchega ni aragonesa ni asturiana.

Otra dificultad que se suele mencionar son los problemas para encontrar talento. En este aspecto, el CEO de Roams tiene su propia opinión. Palencia tiene a 40 minutos en autobús la Universidad de Valladolid, con lo que no faltan titulados. Pero además su empresa tiene un enfoque diferente. “Palencia no te va a dar al mejor experto en escalabilidad de servidores. Pero si tú sabes que lo necesitas, lo puedes subcontratar durante un tiempo, para formar a tu equipo y para auditar tu trabajo durante unos meses”, señala Delgado. “Lo importante es aprender de los mejores. Y de estos hay muchos que dan servicios de asesoramiento, así que hemos apostado por formaciones”.

Un ecosistema vibrante de profesionales digitales es otro de los beneficios que ofrecen las grandes ciudades. Pero en Caunedo han puesto medios para crear el suyo propio. “A mí como CEO de Zapiens también me interesa que vengan nómadas digitales, porque conoces talento y generas redes de colaboración”, apunta Suárez, que preside la Asociación de Emprendimiento Rural Sostenible. A través de ella han traído al pueblo gimnasio, un coworking y un supermercado. Y ahora hay actividades como clases de yoga o after-beers. Ni en la terminología tienen algo que envidiar a una incubadora de startups de Madrid.

La idea es que la experiencia en Caunedo sirva como proyecto piloto. El año que viene quieren expandir el modelo a otros pueblos.

Sobre el apoyo de las administraciones públicas a este tipo de empresas emergentes, Delgado tiene un punto de vista severo: “La intención de boquilla es 100, la realidad es 0. A nosotros se nos han hecho promesas desde todas las instituciones”, el emprendedor deja en el aire la frase para indicar que no se suelen cumplir.

Sin embargo, las instituciones pueden ayudar a solventar la falta de recursos. Así lo comprobó Suárez cuando consiguió traer fibra a Caunedo. Aquello sucedió cuatro años atrás. Promovió una reunión con el alcalde y dos empresas privadas: LP, Eléctrica de Portugal, que tiene una central eléctrica cerca del pueblo y eran clientes de Zapiens, y la operadora Telecable.

“Hablé con ellos y les dije ‘oye, ya que llega la fibra hasta la central, tiradla diez kilómetros más y ya la tiene todo el pueblo”. Les convenció de que así podrían atraer a nómadas digitales y a startups. Y Zapiens podría montar allí una oficina. De momento el plan se cumple. Y, además: “Me va mejor la fibra en mi pueblo que en San Francisco”, dice Suárez. “Porque llega el canuto entero y no hay un millón de personas consumiéndolo, así que tenemos todo el ancho de banda para cuatro frikis”.

EL PAÍS (13/09/2022)

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