Para los cientos de miles de habitantes de Second Life la consigna solía ser “todo vale”, pero a partir de ahora la permisividad total estará limitada a un sólo continente apartado del resto de este popular mundo virtual.
Second Life, un universo en Internet que es prácticamente una economía paralela, se convirtió en la niña bonita de Silicon Valley hace un par de años, pero su popularidad está ahora eclipsada por redes sociales como Facebook o fenómenos como Twitter.
Linden Lab, su creadora, comunicó que trasladará todas las actividades de “contenido adulto” a un continente exclusivo, algo así como un “barrio rojo” dentro del mundo virtual.
Aquellos usuarios que hayan adquirido propiedades privadas dentro de Second Life podrán seguir haciendo en ellas lo que quieran, aunque tendrán que advertir de ello al resto de la comunidad.