La industria de la ciberdelincuencia mueve, según estimaciones de una compañía de seguridad, 4.130 millones de euros en facturación. La red hace que delinquir sea sencillo y poco complejo, con lo que las posibilidades de obtener una rentabilidad buena de los procesos criminales es elevada al tiempo que potencia el uso de la red para los delitos tradicionales, como apuntan desde la Guardia Civil. De hecho, los delincuentes tradicionales están pasándose también a la red.
“Estamos pasando de una primera época”, explica el teniente del Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, César Lorenzana González, rememorando como en un primer momento las infracciones en el ciberespacio eran cosas de hackers que querían mostrar su poderío, “hacia un modelo más de empresa y más de negocio. La clave está en conseguir información para poder después venderla y obtener beneficio de ella.