Nada menos que Erik Thedeen, vicepresidente de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés), ha pedido que la UE acabe con la práctica de la minería de las criptomonedas, práctica llamada “prueba de trabajo” (PoW), por poner en peligro los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París.
En una entrevista publicada en el diario londinense Financial Times, Thedéen sugirió que si el bloque comunitario no actúa ahora, la minería continua de Bitcoin en la región podría hacer fracasar los objetivos de los efectos del cambio climático, mediante la reducción de la contaminación por carbono, al menos en un 55 % para finales de esta década. “La industria financiera y muchas grandes instituciones están ahora activas en los mercados de criptomonedas. Necesitamos abrir un debate sobre cambiar la industria a una tecnología más eficiente. La solución es prohibir la prueba de trabajo”, ha dicho a través e la prestigiosa publicación británica.
El criptominado de bitcoin, y de cualquier otra criptomoneda, consume una gran cantidad de energía, porque enfrenta a los ordenadores de todo el mundo en una carrera para resolver un cálculo complejo. Mientras hay un primer dispositivo que acuña un nuevo bloque, el resto desperdicia energía y emite toneladas de carbono para nada. Para Thedeen, si se utilizasen otros métodos o procesos, como la “prueba de participación”, también llamada staking, se podría trabajar con las criptomonedas sin que resultaran tan lesivas para el medio ambiente y se consumiría menos electricidad.
La “prueba de participación” necesita de un menor número de personas y equipos informáticos participantes en el registro de la cadena de bloques. La actual manera de verificar las transacciones de las criptomonedas se basa en el modelo “prueba de trabajo”, que precisa de todos los participantes en el registro para realizar la verificación de blockchain.
Aunque el responsable de ESMA puntualiza que no aboga por una prohibición total de las criptodivisas. sí insiste en que “tenemos que debatir sobre el cambio de la industria a una tecnología más eficiente”. Ya el pasado año la Universidad de Cambridge publicó un informe en el que se estimaba que la criptominería consumía en todo el mundo más electricidad anualmente que toda Argentina, y otro informe de Digiconomista seguraba que la minería de bitcoin, por sí sola, genera unos 97 millones de toneladas de carbono al año, más o menos la huella de carbono de Kuwait.
Si la UE le hace caso, la zona seguiría solo parcialmente la línea de China, que ya prohibió el minado, pero también las transacciones. Ante estas dificultades plantadas por los Estados, la mayoría de los operadores de minería de Bitcoin han cambiado sus operaciones y han comenzado a utilizar fuentes de energía renovable. En su momento, el Consejo de Minería de Bitcoin afirmó que ya utilizan fuentes verdes para impulsar sus operaciones mineras un 65,9% de las empresas reguladas por este organismo.
En particular, algunas criptomonedas como Ethereum se están alejando del protocolo PoW a la minería PoS, que consume menos energía, ya que permite a los usuarios obtener el derecho a registrar transacciones en función de la cantidad de inversión que tienen en la red.
Esta misma semana, sin ir más lejos, las criptomonedas se han visto cuestionadas en lo que se refiere a sus prácticas publicitarias en España, donde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha regulado la publicidad de estos valores financieros. Se trata de evitar prácticas comerciales engañosas, exigiendo que influencers, personajes populares y anunciantes en los medios de comunicación notifiquen con antelación que van a insertar publicidad de las cripto, adviertan de los riesgos y declaren lo que ganan públicamente con esa actividad.
Ya solo tras conocerse las intenciones del regulador europeo, el valor del bitcoin ha vuelto a caer; la criptomoneda se deja algo más de un 1% y cede la barrera de los 37.000 euros. En los últimos 30 días, las pérdidas ya superan el 11%.
COMPUTERWORLD (21/01/2022)
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