Tras casi medio año con las aulas cerradas, miles de centros educativos de España abren sus puertas de nuevo para recibir a millones de alumnos en la apertura de un nuevo curso escolar totalmente diferente a los anteriores debido a la COVID-19. La tecnología va a jugar un papel fundamental en esta peculiar vuelta al cole y a la nueva normalidad. Ya sea por el uso diario de termómetros digitales o por esa semipresencialidad que obligará a muchos estudiantes a seguir recibiendo clases online durante varios días a la semana.
Pero, ¿qué pasaría si se aplicase el rastreo de contactos que usa la aplicación Radar COVID a una escala concentrada en los centros educativos? ¿Acaso no se evitarían contagios y se controlarían mejor los brotes en las escuelas? Eso parecen haber pensado los creadores de COwin-Kids, una herramienta desarrollada por Enzyme Advising Group y Senior Domo que podría ayudar a controlar la epidemia en los colegios. Marcus Puigdollers, director de negocio de Enzyme, explica que COwin-Kids se basa en el llamado contact tracing o rastreo de contactos. Es decir, su tecnología utiliza la conexión Bluetooth de un móvil o cualquier otro dispositivo para determinar si los estudiantes han estado demasiado cerca de otros durante un tiempo que pueda resultar peligroso. Podríamos decir que es una especie de Radar COVID aplicado a las aulas.
Eso sí, en el caso del seguimiento a escolares la tarea resulta bastante complicada, pues hay que llevar un móvil encima. Y ahí es donde se hace valer la propuesta de COwin-Kids, pues Puigdollers relata que podrán llevar un “colgante Bluetooth” para que realice el rastreo de contactos, por lo que no será necesario que los niños tengan un smartphone con ellos. De este modo, el colgante Bluetooth “registraría de manera anónima los contactos entre compañeros con los que el niño ha estado cerca de forma continuada a menos de 1,5 metros y durante 15 minutos”. Bastaría con que todos se pusieran su colgante antes de empezar las clases.
Otra curiosidad del colgante es que éste vibra levemente a modo de aviso al detectar que el niño está demasiado cerca de alguien. La única pega es que habría que cargar el colgante a diario, pues incorpora la función Bluetooth.
Después, los administradores del centro educativo en cuestión tendrán acceso a una aplicación desde la que podrán revisar los datos, lo que les servirá para saber en qué entornos hay más contactos de riesgo.
Puigdollers insiste en que la información es anónima, aunque si alguien da positivo en COVID-19 sí que podrían acceder a los datos para controlar el brote. “La información es anónima hasta que haya un positivo. En ese caso, el colegio sí puede ver los alumnos con los que ha estado en contacto el afectado y tomar las medidas necesarias”. Además, “el dispositivo no te geolocaliza, sino que capta si hay otro dispositivo cerca”.
De hecho, los padres también podrán acceder a una app para móviles desde la que podrán ver lo expuestos que han estado sus hijos, así como comunicar al centro educativo si el pequeño ha dado positivo por COVID-19. Al ser una app personalizable, los colegios podrán añadir información útil como las medidas preventivas o notificar cambios a los padres.
EL ESPAÑOL (10/09/2020)
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