En España, el pico de contagios de la sexta ola del coronavirus ya está bajando. Al mismo tiempo, el porcentaje de personas que se ha inyectado la tercera dosis de la vacuna contra la enfermedad crece. Sin embargo, hay personas que están decidiendo no ponérsela por las dudas que giran en torno a su utilidad y a la generación de anticuerpos.
Un test desarrollado por investigadores del Hospital Universitario de Canarias ha dado con la solución para estas personas (aunque también puede suponer un ahorro al Sistema Nacional de Salud en el gasto por cada vacuna). Se trata de un test subcutáneo que comprueba el grado de inmunidad celular, y así saber si ese individuo precisa o no una dosis de refuerzo de la vacuna contra la COVID-19.
Esta prueba, desarrollada por siete investigadores del complejo hospitalario canario, recibe el nombre de ‘CoviDCELL’, y los resultados que arroja han sido publicados en la página web MDPI. Sin embargo, a pesar de que su invención supone un adelanto a nivel mundial y una ayuda para no malgastar vacunas, los investigadores no han conseguido comercializarlo de momento.
La prueba desarrollada en las Islas Canarias, ‘CoviDCELL’, funciona, básicamente, como una prueba estándar de la alergia. Al paciente se le realiza una inyección subcutánea superficial y a continuación se le introduce una proteína para observar la reacción que causa. En el caso del coronavirus, la sustancia que se inyecta es la proteína spike, presente en el COVID-19.
Este test mide la inmunología del paciente al que se le realiza y la hipersensibilidad que la proteína es capaz de provocar en el cuerpo. Los resultados de la prueba se pueden comprobar tras una espera de entre 12 y 48 horas, en las que se observará la reacción cutánea que produce esta sustancia. Esta respuesta en la piel podrá determinar si la persona que se ha realizado el test tiene inmunidad frente al coronavirus. Este resultado determinará la necesidad de vacunarse de nuevo o no.
Hasta ahora, las pruebas para conocer la inmunidad de una persona frente a la COVID-19 son los test serológicos. Sin embargo, estos pueden ser costosos, además de no ser tan claros en su resultado como estas pruebas cutáneas.
Por otra parte, los test ‘CoviDCELL’ aportan una respuesta afirmativa o negativa, sin dejar lugar a dudas, y no precisan de laboratorios perfectamente equipados. Sin embargo, para su realización se precisaría de personal sanitario, por lo que se equipararía a otras pruebas o a la misma vacunación.
Por otra parte, este test cutáneo podría ser muy útil para ahorrar vacunas y solo inocular a las personas que realmente lo necesiten. Se crearía así una vacunación casi a demanda.
TECNOXPLORA (09/02/2022)
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