Un sofisticado dispositivo tecnológico diseñado en España se abre camino en el mundo como una terapia alternativa contra los casos de epilepsia más complicados, aquellos que no responden a los tratamientos farmacológicos.
Es el primer paso en un campo, el de la estimulación craneal no invasiva y de alta definición, que se plantea como terapia cerebral personalizada y que en el futuro podría utilizarse para el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades neuronales o trastornos cognitivos.
Tras superar varias fases experimentales, la empresa española Neutronics cuenta ya con la autorización de la Administración de Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en sus siglas en inglés) para realizar un ensayo clínico con 140 pacientes y demostrar la eficacia de esta nueva tecnología para reducir las crisis epilépticas.
Ana Maiques, quien recibió el premio europeo de mujeres innovadoras de la Comisión Europea en el año 2014, es la directora ejecutiva de esta empresa, e insiste en que esto “no es ciencia ficción” pero también en que hay que saber gestionar las expectativas que cualquier avance médico genera entre los pacientes de cualquier enfermedad.
Y su tecnología consiste en un “un gorro” capaz de inyectar a través de electrodos pequeñas corrientes eléctricas en el cerebro, un sistema que Ana Maiques define como “estimulación neuronal no invasiva” y que en los próximos años podría consolidarse como una nueva terapia contra determinadas enfermedades.
La tecnología que ha desarrollado su empresa pretende, a través de esa estimulación craneal programada y aplicable durante veinte unos minutos diarios, reducir el número de crisis epilépticas sin necesidad de recurrir a la cirugía, algo que ya han contrastado y comprobado en un grupo reducido de pacientes.
La combinación de programas informáticos con la inteligencia artificial permite decidir cuántos electrodos y qué tipo de corriente utilizar en cada patología, ha explicado la científica, quien ha apuntado el interés que esta tecnología médica podría tener para el tratamiento de otras enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o la demencia.
Al tratarse de una terapia “cortical” que actúa sobre la corteza cerebral, esta no será eficaz para abordar otras enfermedades como el párkinson, localizadas en zonas “muy profundas” del cerebro, pero sí en aquellas patologías localizadas en la corteza, entre las que ha citado los trastornos cognitivos, la hiperactividad, el autismo o el déficit de atención.
20 Minutos (16/02/2020)
Más información aquí