El sector de los ferrocarriles es un ejemplo perfecto para comprender cómo se ha fraguado el impresionante salto tecnológico que China ha protagonizado en poco más de una década. En una década, el país construyó la red de TAV más extensa del mundo, un hecho que coquetea con el milagro.
El gigante asiático se ha convertido en el segundo país del mundo que más invierte en Innovación y los resultados saltan a la vista. Han patentado innumerables sistemas que ahora les permiten competir en el extranjero y tratar de tú a las grandes multinacionales del sector. Y para ello ya no es suficiente con copiar. De hecho, el año pasado China se convirtió en el principal solicitante de patentes del mundo: firmó 25.539 de un total de 215.000.
No solo es cierto en el sector ferroviario: China también plantará cara a Boeing y Airbus en aviación comercial y empresas como Xiaomi o Huawei ya están poniendo en apuros a gigantes de la talla de Apple y Samsung. El reto ahora está en convencer al consumidor de que pueden confiar en esa etiqueta que reza ‘Made in China’.
El País (10/04/2015)
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