El Sars-Cov-2 cambió nuestras vidas. En tan solo cuatro meses, este diminuto virus causante de la enfermedad infecciosa por coronavirus (covid-19), ha logrado expandirse por decenas de países, dejando a su paso cifras de contagiados y muertos que han encendido las alarmas mundiales.
Millones de personas hoy se encuentran confinadas en sus casas y en todos los países se han activado protocolos para hacerle frente al virus. Para la ciencia, este virus ha sido un reto inmenso. En muy poco tiempo fue necesario redoblar y juntar esfuerzos tanto para conocer su origen, evolución y características, como para encontrar rutas de diagnóstico y tratamiento que sean efectivas; y también para investigar posibles vacunas.
Dentro de las propuestas para diagnóstico, tratamiento y vacuna contra el Sars-Cov-2, el uso de nanomateriales ha aparecido como una opción a la que han acudido varios investigadores.
Desde hace más de una década, la Nanociencia y la Nanotecnología se han vinculado al mundo de una manera cada vez más acelerada y sus aplicaciones han sido llevadas a la medicina.
Actualmente, la Nanomedicina es un campo de muchísima actividad, y se espera que de allí surjan soluciones a los problemas de salud que enfrentamos. De hecho, la palabra Nano está relacionada íntimamente con el Sars-Cov-2, ya que hoy sabemos que además de su forma esférica el diámetro de este virus está entre los 50 y 200 nanómetros. Por eso, buscar soluciones con enfoque nano para un virus de tamaño nano es una perspectiva factible y necesaria.
La técnica convencional para detectar la presencia de Sars-Cov-2 es la denominada RT-PCR (por sus siglas en inglés), que consiste en tomar el virus, hacerle una transcripción inversa de su ARN (Ácido Ribonucleico) en ADN (Ácido Desoxirribunucleico) y luego generar una reacción en cadena de polimerasa, lo que amplifica exponencialmente su genoma haciendo posible su detección.
Aunque es una técnica muy precisa, tiene algunos inconvenientes técnicos: exige varias horas de análisis, requiere laboratorios dotados con instrumentación especializada y sólo funciona con un tipo de reactivos específicos, que en las actuales circunstancias no son fáciles de adquirir.
Por ello, recientes investigaciones han estado focalizadas en crear diagnósticos con técnicas alternativas. Una de ellas, ha sido la propuesta por la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, en asociación con el Hospital St.Olavs, que consiste en usar nanopartículas magnéticas para extraer el ARN de una solución que contiene muestras del paciente. Los resultados han sido prometedores y la meta es realizar 150 mil pruebas por semana.
Una segunda opción es usar nanosensores biológicos que permitan la detección rápida y precisa de hebras de ARN del virus en muestras de saliva o fluidos nasofaríngeos.
Esta es una técnica que ha presentado el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología en el marco de la iniciativa de la Unión Europea llamada “ConVat”, que pretende agrupar todas las investigaciones que buscan encontrar nuevos sistemas de diagnóstico del SARS-COV-2.
EL TIEMPO (25/04/2020)
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