Tres cuartos de millón para que Europa pueda emular a SpaceX o Blue Origin. Esa es la suma que Raúl Torres y Raúl Verdú se han asegurado después de que la ESA haya incluido a PLD Space, empresa espacial española con sede en Elche, dentro del proyecto FLPP, siglas de Future Launchers Preparatory Programme (Programa de preparación de nuevos lanzadores). El objetivo, desarrollar la tecnología que permita crear el primer cohete europeo reutilizable.
“Nos han preguntado si somos el SpaceX europeo”, ríe Raúl Torres cuando atiende a Teknautas por teléfono. “Nos queda mucho trabajo por delante. Tenemos que ir poco a poco”, admite cuando se da cuenta de la montaña de trabajo que tiene por delante. En PLD Space se han marcado objetivos muy ambiciosos: tener listo un cohete suborbital recuperable para 2018 y hacer lo mismo, con un lanzador orbital, de cara a 2020. Los vehículos elegidos son los que conforman el catálogo de PLD y que están en plena fase de desarrollo. Sus nombres, Arion 1 y Arion 2.
Torres admite que, con ese dinero, no tienen todos los fondos necesarios para financiar un lanzador reutilizable. Sin embargo, esa dotación económica les va a permitir investigar e implementar la tecnología ciñéndose a tres aspectos muy concretos. “Analizar lo que hace falta para desarrollar un cohete reutilizable, introducir esos elementos en el diseño del Arion 1 y fabricar la bahía de empuje, la zona donde está el motor del cohete y el mecanismo de recuperación”, enumera Torres.
Cuando SpaceX aterrizó un Falcon 9 en Cabo Cañaveral el pasado mes de diciembre, la industria espacial comprendió que la era de la reutilización ya había llegado. Y lo hizo por la puerta grande. Este 2016 ha sido el año en que SpaceX, y también Blue Origin, han demostrado la viabilidad de una tecnología que ha permitido recuperar lanzadores que se habían utilizado tanto en vuelos orbitales como, incluso, en misiones para poner cargas en órbita geoestacionaria.
Torres explica que, después de una primera investigación, PLD Space ha optado por utilizar dos tecnologías para aterrizar sus lanzadores. El Arion 1 utilizará “aerofrenos y derivados de paracaídas” para estudiar cómo se puede recuperar el vehículo. En este primer caso, la herramienta que se utilice estará situada en la bahía de empuje, junto al motor, para que el cohete caiga al mar de cara.
Esta maniobra está pensada para que el motor, la pieza más sensible del entramado, no sea la primera en entrar en contacto con el agua. “Es una de las partes que está sometida a mayor estrés, tanto térmico como mecánico. Si amerizas y se sumerge, se complica la reutilización. El cohete estará preparado para flotar y para que, al impactar con el agua, no se moje”.
Entre las alternativas que PLD baraja por el momento se encuentran diferentes variaciones de un concepto similar (paracaídas supersónicos, paracaídas subsonicos, parapentes guiados) e incluso también se baraja el llamado ‘ballute’, una mezcla entre globo y paracaídas que otra firma española, Zero2Infinity, tiene previsto utilizar para sus lanzamientos a finales de la década.
El Arion 1 sólo contará con estas herramientas para decelerar durante su caída, después del vuelo subsónico, y lograr que el lanzador americe a una velocidad aceptable. “No podremos practicar el aterrizaje propulsivo porque es un cohete muy pequeño con el que no sale a cuenta. En el Arion 2 sí que se contempla el aterrizaje propulsivo”, reconoce Torres.
Pero, a diferencia de SpaceX o Blue Origin, PLD va a emplear técnicas de aerofrenado con el encendido de los motores para lograr esa maniobra. “Nuestros lanzadores son más pequeños que un Falcon 9. No podemos cargar un exceso de combustible porque penaliza el lanzamiento. Eso nos obliga a combinar el frenado con el aterrizaje propulsivo”, aclara Torres.
Para que todas estas pruebas se puedan poner en práctica en 2018 y 2020, PLD va a contar con el conocimiento de la ESA, que no sólo va a aportar capital económico. “Es importante el dinero y el conocimiento técnico. Los propulsores de combustible sólido del Ariane se han podido recuperar, aunque no los han reutilizado, por lo que hay información al respecto”, apunta Torres. Y añade que la ESA es la primera interesada en obtener más información de una tecnología que, como ha demostrado con Schiaparelli, todavía no domina.
Antes del primer lanzamiento, a PLD Space le espera un ensayo general. Será a bordo de un avión de carga militar, “que se subirá a la máxima altura e irá a la máxima velocidad” y desde el que se lanzará un Arion 1 para “poner en práctica las tecnologías y tener información de un ensayo de verdad”. Hasta entonces, como Torres no se cansa de repetir, les queda mucho trabajo por delante. Poco a poco, para tratar de convertirse en la alternativa europea a la tecnología que SpaceX y Blue Origin ya han desarrollado con éxito.
El Confidencial (03/11/2016)
http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2016-11-03/pld-space-esa-espacio-cohetes_1283962/