Los coches autónomos y el problema de la ética

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Los investigadores del MIT han llevado a cabo un estudio para resolver un gran problema que afecta a los dispositivos tecnológicos autónomos, como los coches de nueva generación, y este problema es ético, ya que cada vez más, le entregamos un control total a ciertas máquinas para que según su programación (IA) decidan como actuar en todo momento.

Si bien es cierto que se espera que esta nueva era para el automóvil, el cual se caracterizara por la conducción autónoma, suponga una reducción de accidentes y muertes, no podemos obviar la imposibilidad de que estos dejen de darse, y es aquí donde surge el gran problema ético, ¿cómo debería actuar esta inteligencia en los accidentes?, ¿a quién deberían salvar?, siendo este tipo de preguntas las que necesitamos resolver previamente.

Por ejemplo, hay un coche circulando con 3 jóvenes dentro, y de manera inevitable va a haber un accidente mortal ya que un niño ha cruzado la calle sin mirar: el vehículo puede o bien esquivarle girando a la derecha, donde hay 3 ancianos en un banco, girando a la izquierda, donde hay un acantilado, o ir de frente y atropellarle.

Se tratará de la primera vez que le daremos a una máquina la capacidad de decidir de manera autónoma y sin supervisión qué vida salvar, aunque por supuesto se basará en las decisiones tomadas previamente por un equipo humano, entrando en juego millones de variables.

Investigadores del MIT se propusieron arrojar algo de luz sobre el asunto, intentando descifrar qué decisión sería más adecuada usando como juicio la opinión de más de 40 millones de personas.

A este experimento realizado por el MIT, el cual se llamó la maquina moral, se les planteo a los participantes múltiples escenarios para poder estudiar sus reacciones a cada uno de ellos y tras cuatro años de estudio, en líneas generales, las conclusiones son que la sociedad salvaría antes a un humano que a un animal, optaría por salvar el mayor número de vidas posible y salvaría a una persona joven antes que a un anciano.

También había otras tendencias menores, a la par que algo más polémicas. Por ejemplo, el análisis mostró que salvarían antes a personas de mayor estatus social que los de menor estatus, así como antes a mujeres que a hombres. También había una pequeña tendencia a salvar a los peatones antes que a los pasajeros.

Los investigadores también conocían la edad, el género y las creencias religiosas de los participantes, pero no parecía influir demasiado en su respuesta. No obstante, sí detectaron algunas diferencias culturales. Por ejemplo, en Japón, Noruega y Singapur le daban más importancia a salvar a los peatones, mientras en China, Estonia y Taiwan le daban menos.

Así, en Taiwán, China, Corea del Sur y Japón no optaban tanto por salvar a los jóvenes frente a los ancianos como en Francia, Grecia, Canadá y Reino Unido, donde sí demostraron que era algo relevante.

Evidentemente, las decisiones no se tomarán en base a este estudio, pero sí parece ser el comienzo de un debate que tendremos que resolver en un futuro no tan lejano. “Antes de que permitamos que nuestros coches tomen decisiones éticas, necesitamos tener una conversación global para expresar nuestras preferencias a las compañías que diseñarán los algoritmos morales y a los actores políticos que los regularán“, explicó el equipo del MIT

 

TicBeat (29/10/18)

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