La IA revive la demanda de energía nuclear

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El pasado viernes, Microsoft anunció un acuerdo sin precedentes por el que compraría el 100% de su energía durante 20 años. De aprobarse, sería la primera vez que EEUU reactiva una central nuclear desmantelada y la primera vez que toda su producción se pone al servicio de una única compañía y no de la comunidad. El gigante informático lograría así hacerse con 835 megavatios, la potencia necesaria para alimentar unos 800.000 hogares. Las cifras del contrato son por ahora un misterio.

Más IA, más energía

El acuerdo de Microsoft ilustra el creciente interés de la industria tecnológica por la energía nuclear. Ese giro se debe a la frenética apuesta del sector por la IA, una tecnología que exige un consumo energético particularmente voraz. Una respuesta generada con ChatGPT, por ejemplo, necesita entre unas 10 veces más de electricidad que una búsqueda en Google. Para que el despliegue comercial y de inversiones en IA siga adelante, Silicon Valley sueña con un “gran avance energético” –confesó en enero Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI– como la fusión nuclear.

Mientras esta no llega, la necesidad de encontrar una fuente energética masiva, fiable y sin emisiones de dióxido de carbono (CO2) está empujado el sector a apostar por la fisión atómica, considerada “limpia”. Un tercio de las plantas nucleares de EEUU ya están negociando acuerdos con multinacionales tecnológicas como Amazon para alimentar sus intensivos centros de datos, según ha informado The Wall Street Journal. “Contratan a las nucleares para garantizar su suministro a un precio fijo que esquiva las fluctuaciones de otras fuentes como el gas o las energías renovables“, explica explica Lluís Batet, catedrático de Ingeniería Nuclear y profesor de recursos energéticos de la Universitat Politècnica de Catalunya.

Dudas de los activistas

Aunque la energía nuclear no emite gases de efecto invernadero, su resurrección entre el sector digital también preocupa a algunos expertos medioambientales. Por un lado está el temor un posible accidente que ocasione desastres como el de Fukushima, un riesgo que según Batet, también Director del Máster en Ingeniería Nuclear de la UPC, está “sobredimensionado”.

La IA también revive el gas y el petróleo

Actualmente, los centros de datos consumen cada año entre un 1% y un 2% de la energía global, casi el doble que España. Si toda esa potencia proviniese de fuentes nucleares se necesitarían entre 50 y 60 centrales. Sin embargo, la expansión comercial de la IA hace que en 2030 esa demanda pueda dispararse un 160% hasta alcanzar el 4%, según una proyección de Goldman Sachs.

Para las Big Tech, la energía nuclear no es suficiente. Es por eso que su ambición comercial se apoya cada vez más en los combustibles fósiles, principales responsables del cambio climático.

elperiodico (28/09/2024)

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