Hablar de tecnología para las Fuerzas Armadas es, sin duda, hablar de armas de última generación, de vehículos futuristas, de robots, de espacio, de ciberespacio…, al menos eso es lo primero que se viene a la cabeza, pero no es lo único. La tecnología también pasa por el vestuario y es curiosamente en este punto, uno de los que menos se habla, donde esa tecnología ha llegado a cotas de verdadera ciencia ficción. Lo últimos desarrollos pasan por dotar de inteligencia a las cosas, de inteligencia artificial obviamente, así que la ropa tecnológica es, por lo tanto, ropa inteligente. Un equipamiento capaz de determinar si nos ocurre algo, si tenemos estrés o fiebre, capaz de hacer un seguimiento de nuestras constantes vitales o incluso de las condiciones ambientales, pero también hablamos de materiales capaces de potenciar las funciones humanas, de sistemas de protección, de exoesqueletos…
El desarrollo de este equipamiento inteligente es primordial para todos los ejércitos del mundo. También para el español. Y aquí, además de hablar de los desarrollos nacionales, hay que hacerlo también de OTAN y UE. En el marco de la OTAN, la Science and Technology Organization (STO) desarrolla soluciones para mejorar la capacidad de carga, la letalidad de armamento y las fuentes de generación individual de energía, pero también se contempla el denominado “Human Factors and Medicine” (HFM) comportamiento humano en combate, innovación para facilitar la movilidad del soldado, diseño de equipos personales y mejoras en sistemas de enmascaramiento.
La UE también está en ello. Europa tiene, entro otros, el proyecto Proetex (Protection e-textiles micronanostructured fibre systems for emergency disasters intervention), donde 23 entidades de 8 países estudian el desarrollo de tejidos inteligentes y tecnologías de mejora del comportamiento humano en situaciones de emergencia.
España también lo tiene como prioridad y la Estrategia de Tecnología e Innovación de la Defensa (ETID 2020) contempla, dentro de las once áreas que tiene establecidas, una específica denominada “Combatiente”, donde se agrupan, según recoge el e-Dossier que prepara infodefensa.com para la Asociación de Empresas Contratistas con las Administraciones Públicas (Aesmide), “desarrollos e innovaciones centrados en las personas, a través de su equipamiento, sus capacidades cognitivas y estado de salud”. El área incluye tres apartados: sistema combatiente, factores humanos y salud del combatiente.
La ETID lo llama biología sintética: nuevos materiales que faciliten la movilidad, la ergonomía y el confort de los individuos; la reducción de firma del soldado, especialmente IR (infrarrojos) y radar; y aplicaciones de exoesqueletos. Y el Ejército de Tierra español lo tiene incorporado en la iniciativa “Fuerza 2035”.
Un buen ejemplo de estos desarrollos es el exoesqueleto “Exobudoy” presentado por Iturri en el Foro Ejército Empresas de Toledo de octubre de 2021 que, junto al exoesqueleto de Fecsa, se ha desarrollado en el marco del programa Coincidente (Cooperación en Investigación Científica y Desarrollo en Tecnologías Estratégicas). Este programa también incluye proyectos como Impact, en el que también está Iturri, y que pretende el desarrollo de sistemas de protección pasiva ligera mediante impresión 3D.
Otro de estos proyectos es el Protect BIO GEN, de Fecsa, y se centra en el diseño y fabricación de protecciones avanzadas de cabeza y torso en los que se tienen en cuenta efectos biomecánicos y la diferente constitución física de hombres y mujeres. Está previsto que se inicie su fase de maduración este año 2022. De Fecsa es también el proyecto Termoconf, orientado al desarrollo de nuevas tecnologías para la mejora del confort y la reducción del estrés térmico del combatiente en condiciones de alta temperatura y humedad.
Esta misma empresa, Fecsa, participa en el programa del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) denominado “SPS-Armor”, basado en la fabricación de sistemas de protección individual con cerámicas ligeras y ergonómicas mediante “Spark Plasma Sintering” para el desarrollo de nuevas protecciones individuales. Y, además, lidera el programa Cien, también del CDTI, a través del proyecto Matex de desarrollo de nuevos materiales de protección personal tanto a nivel balístico y de arma blanca, como a nivel de fuego, intemperie o biológico, con especial interés en materiales ecológicos respetuosos con el medio ambiente. Un ejemplo de esto es Calcetines Mingo, que provee al Ejército Español de prendas fabricadas con hilo procedente de plásticos marinos reciclados.
En definitiva, lo que se trata es de mejorar el rendimiento humano a través de la tecnología y ser al mismo tiempo sostenible. En la Agencia Europea de Defensa, el concepto se conoce como ‘human enhancement’ (perfeccionamiento humano) y en la OTAN van un poco más allá y hablan de ‘human augmentation’ (aumentación humana), para lo que incluyen sistemas de realidad virtual y tecnologías y materiales en el equipamiento para facilitar la interacción hombre-máquina que harán al soldado uno solo junto, por ejemplo, a vehículos no tripulados.
LA RAZÓN (17/02/2022)
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