El hospital madrileño Gregorio Marañón es el primero de España, y del sur de Europa, en el uso del robot Corindus, un dispositivo capaz de realizar intervenciones coronarias, de las más sencillas a las más complejas, con una precisión extrema y reduciendo al mínimo las radiaciones sobre los sanitarios que las llevan a cabo. Este robot, de cuyo funcionamiento ya informó ABC, ha sido el instrumento con que se ha operado a 65 pacientes, todos con éxito. «Esto no es el futuro, es el presente para reparar arterias coronarias», asegura el jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón, Francisco Fernández-Avilés.
El Corindus funciona en el Gregorio Marañón desde junio del año pasado. El brazo robótico se maneja desde una sala anexa al quirófano, con un dispositivo similar a un ‘joystick’.
Ello permite al cirujano estar lejos de la fuente de radiación, colocando el catéter en la arteria y manipulándolo desde esa otra habitación. Con el paciente, se encuentra una enfermera, que es quien la vigila y que, por su posición en la sala, también está más alejada de la radiación, lo que reduce el riesgo de que los sanitarios sufran problemas derivados de esta como los tumores, las cataratas o los daños ortopédicos.
«Más del 80 por ciento del trabajo descansa sobre la capacidad y el compromiso de las enfermeras», señala el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz-Escudero. Dos de ellas en la unidad de cardiología del Marañón, Manuela y Amalia, incluso «han hecho un plan de formación del equipo» que ha permitido transmitir los conocimientos necesarios al resto de profesionales de la unidad», y hasta elaborar el primer manual en español para el correcto montaje y manejo del sistema Corindus, por parte del enfermero Carlos Maganto.
El robot permite operaciones mucho más precisas y más rápidas, tanto en casos de anginas de pecho como en infartos de miocardio. Según explica el doctor Fernández-Avilés, «empezamos utilizarlo tras un entrenamiento muy rigurosos en un centro cercano a Bruselas, tanto los médicos como las enfermeras». Después, fueron acreditándose con pacientes, «con una normativa muy estricta» e «iniciando el abordaje de menos a más» dificultad en las intervenciones.
Esta herramienta robótica ha sido desarrollada por Siemens, que la adquirió en 2019 por 1,1 millones de dólares a partir de una idea desarrollada en Israel. Corindus es la segunda generación de este brazo robótico, y ya se trabaja en la tercera, que integrará también la imagen del angiógrafo en el propio robot.
Se trata de una tecnología absolutamente pionera: hay unos 80 funcionando en Estados Unidos, 15 en Europa -en países como Alemania, Francia, Suiza, Polonia, y ahora España-, y también se han adquirido en los países árabes. El brazo del robot funciona desde un catéter introducido por un cardiólogo intervencionista. Éste se manipula desde la sala adjunta en remoto, mediante una consola. La intervención se produce con una precisión milimétrica, y con un menor uso de contrastes, lo que va también en beneficio del paciente.
Precisamente esta posibilidad de empleo en remoto es algo en lo que ya se trabaja en otros países: se han realizado intervenciones desde Nueva York a animales que estaban en Los Ángeles, explican los responsables del Gregorio Marañón. Y con seres humanos, en India, también se ha utilizado este tipo de robots para intervenciones en remoto. En España «estamos en condiciones de hacer procedimientos remotos con animales en primer lugar, con la mayor cercanía posible, y luego, cuando se tenga bien desarrollada esta utilización en remoto, también con pacientes», señala el doctor Fernández-Avilés.
ABC (14/02/2022)
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