España es el país con mayor madurez digital en comparación con Alemania, Francia e Italia entre las pymes que han apostado por la digitalización, y, a la vez, es el país con más empresas reacias a la digitalización. El dato es preocupante, ya que las subvenciones pueden animar a las empresas a su digitalización cuando el problema es económico, pero si se desconfía de sus ventajas poco se puede hacer salvo recibir una buena formación y para eso se debe tener predisposición.
Las empresas escépticas, con frecuencia suelen ser negocios asentados y con más de una década a sus espaldas, lo que les da una falsa sensación de estabilidad. Vivimos en una economía muy dinámica, cuando estas empresas se dan cuenta de que deben rectificar, ya es tarde. Son más propensas a desplomarse con rapidez sin tener tiempo de reacción por las grandes variaciones en la facturación ante contratiempos y la poca resiliencia. Por contra, surgen nuevas empresas que por cultura generacional nacen aplicando la transformación digital como base.
Según apuntan desde GOWtech, esa polaridad en España entre los negocios escépticos y los pioneros digitales hará desaparecer a aquellos que no acepten el cambio, tendrán una pérdida de competitividad frente a sus rivales del mismo sector, incrementando la diferencia en la calidad de sus productos y/o servicios, la atención al cliente, capacidad de ajustar precios y aciertos en la toma de decisiones de los negocios digitalizados.
La transformación digital de la empresa es primordial en estos años para evitar el cierre total de un negocio, sobre todo para las pymes y autónomos. La oficina portátil o el salto a la nube, es indispensable para mantener a flote el negocio y más si se quiere tener opciones de crecimiento.
IT USER (07/02/2022)
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