Tras la visita del primer vice ministro chino Liu He a la Casa Blanca, donde se reunió con el presidente Donald Trump, el mandatario de confianza de la cabeza del gobierno chino, Xi Jinping culmino la última ronda de negociación con la administración Norteamérica en la búsqueda de una tregua comercial.
Previamente, Trump mostró cierto optimismo sobre el avance de las conversaciones, cuyo posible éxito relegó a un futuro encuentro con su homólogo chino.
“Los principales negociadores comerciales de China están en Estados Unidos reuniéndose con nuestros representantes. Las reuniones van bien, con buena disposición y espíritu en ambas partes”, destacó Trump.
“No se logrará un acuerdo final hasta que mi amigo el presidente Xi y yo nos reunamos en un futuro cercano para discutir y acordar algunos de los puntos más antiguos y más difíciles”, recalcó por medio de su habitual canal, su cuenta de Twitter
Según declaró el presidente estadounidense a los medios, “existen grandes posibilidades” de conseguir “el mayor acuerdo comercial jamás alcanzado”.
Mensaje que con la propuesta de la delegación china, adelantada por The Wall Street Journal, de proponer un encuentro entre ambos presidentes a finales de febrero en la isla china de Hainan que se produciría justo después del cara a cara que Trump planea con el líder norcoreano, Kim Jong Un, este mes.
De esta forma, Pekín vira su estrategia a la sintonía implícita que existe entre Trump y Xi para cerrar un acuerdo en el que el gigante asiático se resiste a realizar concesiones de calado, más allá de incrementar las compras de productos agrícolas y energéticos estadounidenses, así como facilitar la inversión de capital americano en sectores como el manufacturero o el financiero.
Estos pasos están en sintonía con los objetivos de Trump, quien consideró que no habría acuerdo si China no se abre “a los granjeros y fabricantes” estadounidenses, mientras aseguró que el país asiático ya ha hecho lo propio con la industria financiera gracias a la presión del gobierno estadounidense.
Sin embargo, China, que vio cómo su actividad manufacturera mantuvo su contracción en enero por segundo mes consecutivo, sigue sin mostrar compromisos concretos en lo que a transferencia forzada de tecnología, protección de propiedad intelectual y subsidios se refiere.
Aun así, Trump dijo que los negociadores están trabajando para completar un acuerdo en el que no quede “nada sin resolver en la mesa” con temas críticos como el robo de propiedad intelectual, antes de la fecha límite del 1 de marzo acordada por ambas partes.
El Economista (01/02/19)
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