El Informe sobre la Brecha de Emisiones 2023, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), tiene un subtítulo muy clarificador: “Un megahit candente: Aun con temperaturas récord, el mundo fracasa en reducir sus emisiones (por enésima vez)”. Un toque de atención basado en datos que avisa de la necesidad de realizar transformaciones mayores de las actuales si se quiere lograr el objetivo principal del Acuerdo de París: limitar el calentamiento climático a 1,5ºC.
Aunque hay una nota positiva, en cuanto a que todavía es posible, cada vez lo es un poquito menos. Según António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, “sabemos con seguridad que todavía somos capaces de lograr frenar el calentamiento a 1,5 grados. Este objetivo requiere eliminar de raíz la nefasta causa de la crisis climática: los combustibles fósiles. Esta transición hacia las energías renovables debe ser justa y equitativa”.
Los datos son evidentes. De enero a octubre de este año se superaron los 1,5ºC respecto a los niveles preindustriales 86 días. Y eso que los dos peores, por encima de los 2ºC, llegaron en noviembre. En lugar de reducirse, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero aumentaron un 1,2% de 2021 a 2022. Las emisiones de CO2 fueron de récord: 57,4 gigatoneladas (GtCO2eq).
Para lograr mantenernos en 1,5ºC, esas CDN incondicionales deberían recortar 22 gigatoneladas extra de dióxido de carbono. Incluso para que el aumente se a de “solo” 2ºC, sería necesario reducir 14 GtCO2eq adicionales. Esto es, para llegar a los 2ºC las emisiones se tendrían que reducir un 28% en 2030; y para llegar a los 1,5ºC, se deberían reducir un 42%. La probabilidad de que esto último suceda es ya de solo el 14%.
IT USER (28/11/2023)
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