Biotecnología, posible esperanza para la reconstrucción económica

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El año 2020, marcado por la pandemia de COVID-19, ha servido para poner de relieve el potencial de la ciencia y la investigación. También, por tanto, el de la biotecnología, sobre todo en sus aplicaciones biomédicas.

Representantes de la presidencia de la Asociación Española de Bioempresas, AseBio, hacen balance del sector en este atípico año. Dentro de este repaso, destacan las fortalezas y puntos a mejorar que han quedado al descubierto, y marcando las metas para este recién estrenado 2021.

Tener en mente las fortalezas y debilidades de la biotecnología es clave para aprovechar todo su potencial en el futuro. Cabe destacar, que en un contexto en el que la reactivación económica es clave, desde el sector consideran que la biotecnología puede actuar como motor para lograrlo. Para alcanzar este objetivo, es preciso que el tejido productivo y la administración trabajen mano a mano.

“Nuestro país se encuentra en un momento clave; como se ha puesto de manifiesto desde el verano en los diferentes foros en los que hemos participado, la Administración, en sus diferentes niveles, considera que la biotecnología es un sector estratégico y que debe ser una de las palancas que nuestro país necesita para movernos hacia una economía sostenible basada en la ciencia y la innovación que impuse nuestro tejido industrial”, plantea Ana Polanco, directora de Market Access y Corporate Affairs de Merck y presidenta de AseBio. Siguiendo este hilo, expresa que “es la oportunidad de poner los cimientos necesarios para impulsar todo el potencial de la biotecnología y las ciencias de la vida y ese va a seguir siendo otro de los ejes de trabajo de la asociación. El sector biotecnológico tiene mucho que aportar a la agenda de recuperación, porque la biotecnología puede contribuir a dar solución a los grandes retos que tenemos que abordar a corto y medio plazo: cambio climático, transformación industrial, alimentación sostenible y nuevas fuentes de energía limpia”.

También se refiere a algunos de estos aspectos Belén Barreiro, directora general de Ingenasa y vicepresidenta primera de AseBio. “Estamos en unos años en que el compromiso verde está cada vez más patente y tiene más peso; yo diría que la prioridad es tratar de hacer que funcionen los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU, y francamente creo que la biotecnología es capaz de ayudar prácticamente en la totalidad de ellos”, asegura. De la misma manera, insiste en que “hay que aprovechar la visibilidad que hemos conseguido en este último año y hacer que la innovación y la investigación sean los claros motores del futuro y la dinamización de la economía”.

Otro de los puntos que subraya Elena Rivas es que se pone por delante “el gran reto de demostrar que el de la biotecnología es un sector industrializado, generador de herramientas poderosas para la sociedad, pero que también tiene capacidad de generar puestos de trabajo y que contribuye al crecimiento del país”.

Javier Terriente, CSO de Zeclinics y vicepresidente tercero de AseBio, aporta otro desafío: según su parecer “el reto es crecer internacionalmente y en facturación”. Por ello cree que se debe “aprovechar el momento del sector para atraer más inversión y negocio” así como para “hacer un mayor esfuerzo divulgador para atraer talento y conseguir que la sociedad se alineé con los objetivos del sector”. “Debemos transformarnos digitalmente mediante la implementación de tecnologías deep tech y ayudar, con nuestro esfuerzo, a encontrar soluciones a los desafíos sociosanitarios y relacionados con el cambio climático; aspectos en los que la actividad de las empresas biotecnológicas es fundamental”, concluye.

EL GLOBAL (11/01/2021)

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