La patata transgénica Amflora, conocida por sus críticos como patata Frankenstein, es desde ayer el segundo producto transgénico de libre cultivo en la Unión Europea. El Ejecutivo comunitario tomó la decisión gracias al procedimiento que le permite aprobar unilateralmente el cultivo en caso de que no haya una mayoría de países claramente a favor ni en contra del cultivo.
Para ello tuvo que desechar, tras un largo estudio, las dudas científicas que advierten de una resistencia del producto a los antibióticos, así como la falta de apoyo social que los transgénicos cosechan en buena parte de Europa