Impresión 3D de tejidos sanos

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El equipo que lidera Juan Antonio Marchal, investigador principal del Instituto de Investigación Biosanitaria de la Universidad de Granada, ha dado pasos significativos para que el sueño de imprimir tejidos humanos se haga realidad. Su grupo de investigación, en colaboración con la empresa Regemat3D, ha desarrollado un método para imprimir de forma paralela células y un polímero biocompatible y biodegradable en el que alojarlas para construir tejidos sanos.

El foco del proyecto se ha puesto, de momento, en la regeneración de lesiones producidas en la osteoartritis. “Nos hemos especializado en artritis porque es una patología que provoca mucho gasto sanitario”, explica Marchal, quien ha participado este mes en la quinta edición del Foro Transfiere para mostrar sus avances. “Los tratamientos para lesiones de artritis de rodilla cuestan unos 4.700 millones de euros anuales sólo en España. La mayoría de personas mayores tiene alguna lesión de este tipo, y en casi todos los casos se acaba colocando una prótesis de titanio, que es carísima”, describe. Los deportistas, en este caso por exceso de roce, son otro de los grupos de población susceptibles de necesitar la aplicación desarrollada por Marchal.

“Utilizamos una especie de biotinta desarrollada por nosotros. Contiene condrocitos (células del cartílago) o células madre, que se sostienen en alginato, un derivado de la alga biocompatible y biodegradable que contiene las células”, ilustra el profesor Marchal. Esta biotinta se imprime de forma simultánea a unos polímeros especiales, también desarrollados por su equipo, que configuran una especie de malla a medida: la estructura tridimensional en la que colocar las células. Ocupándose el equipo de Marchal de toda la parte biológica del proyecto.

Mientras que la firma Regemat3D se está encargando del software y de adaptar las impresoras a esta novedosa aplicación. La idea ha gustado en el mercado. Regemat3D, empresa desde la que se comercializará la solución, ya tiene acuerdos de venta de la nueva impresora, dentro y fuera de España.

“La idea es que sea un aparato para uso clínico, que esté en los centros de atención médica”, apunta Marchal. Se emplearía tras hacer una resonancia tridimensional y comprobar el alcance de la lesión. Después de esa monitorización, se procedería a hacer una bioimpresión, cultivarla y colocarla. Una forma sencilla y limpia de regenerar tendones.

Cinco Días (24/02/2016)

http://cincodias.com/cincodias/2016/02/24/empresas/1456339102_365255.html

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