El pasado 21 de diciembre se publicó la nueva ley, que provenía de un decreto realizado en febrero de 2010 por el Presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, en el poder desde 1994. La normativa introducida por el Estado impide a cualquier ciudadano de Bielorrusia y a cualquier visitante entrar en sitios web extranjeros. De esta forma, tanto la gente en sus hogares, como las empresas, se ven obligados a utilizar los servicios online nacionales. Esto incluye desde la adquisición de un dominio hasta el intercambio de emails.
Quienes infrinjan la ley serán penados con sanciones económicas La cantidad de estas multas es variable, pero podría llegar a los 96 euros. Teniendo en cuenta que el nivel de vida en Bielorrusia es de los más bajos de Europa, esta cifra constituye un castigo importante. El rigor de la censura queda patente también en el reparto de la responsabilidad a la hora de violar la ley. Los propietarios de cibercafés y otros sitios que ofrecen Internet pueden ser culpables si alguno de sus clientes entra en una web extranjera. La legislación permite multarlos e incluso cerrarles el local.