El término “evaluación de desempeño” infunde por lo general miedo e inseguridad en los empleados. Esta angustia es comprensible, y más en los tiempos que corren, con un mercado laboral mundial deprimido por tercer año consecutivo. De hecho, 2011 ha marcado un récord histórico, con 205 millones de desempleados, según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) del que se ha hecho eco bolpress.
Esta inseguridad por las evaluaciones laborales se ve fortalecida actualmente debido a que cada vez son más los trabajos “temporales”. Por otro lado, la crisis, dice Peter Cappelli, director del Wharton Center for Human Resources, ha propiciado que estas revisiones se realicen sólo anualmente. Esto en realidad es un problema porque, según Cappelli: “Si se espera un año para informar a los empleados cómo lo están haciendo, los trabajadores casi siempre se verán sorprendidos y resultarán descontentos si los resultados no son positivos. Los seres humanos están amoldados para centrarse en lo negativo”.