¿Es buen momento para emanciparse? No lo parece, pero es que mañana puede ser aún peor. Esta pregunta y respuesta ronda la cabeza de miles de jóvenes españoles que se enfrentan, probablemente, a la que será una de las decisiones económicas más importantes de su vida. Abandonar la residencia familiar no suele ser una decisión analizada en términos económicos (es una necesidad que surge en una etapa concreta del ciclo vital), pero en un momento en el que la accesibilidad a la vivienda es compleja, la economía es la que impide avanzar en este ciclo vital. La demora de esta etapa afecta a su vez al resto, retrasando la edad de matrimonio, la paternidad… y con todo ello la natalidad. En España, la vivienda no es para los jóvenes y pronto puede que no sea para casi nadie, salvo los que ya la tienen.
Los datos publicados en el informe ‘España no es país para jóvenes’ de Freemarket Intelligence Corporate son reveladores: el 65,9% de los jóvenes españoles con edades entre 18 y 34 años residen en el hogar familiar, 13 puntos más que en 2008 y 16 puntos por encima de la media de la Unión Europea. Del colectivo de jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 34 años, solo un 12,5% residía en viviendas de alquiler, frente al 52,5% en Alemania, el 35,5% de Francia y el 20% de la UE-27. Además, este mismo informe señala que “se ha producido un descenso significativo de la deuda hipotecaria de los hogares jóvenes para adquirir vivienda principal, lo que refleja su menor posibilidad de acceder a la vivienda en propiedad”. Ni compra ni alquiler. España se ha convertido en un país en el que los jóvenes no tienen acceso a la vivienda. Lo más grave es que lo peor, quizá, está todavía por llegar. ¿Qué está pasando en el mercado inmobiliario y las políticas de vivienda para que se produzca este fenómeno?
elEconomista (20/09/2024)
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